
Según PelinayPA, un inteligente analista, estos alborotadores del tamaño de una ballena están más interesados en deshacerse de su salmuera recompensa que en celebrar con el precio. Cada vez que tiran un montón de XRP, el precio aumenta, haciendo altibajos cada vez más bajos, como una montaña rusa que ha perdido la cabeza. Es un caso clásico de oferta que burla a la demanda, sin nuevos compradores que salven el día. Entonces, el precio no está subiendo; es más como un caracol viejo y cansado que decide tomar una siesta a $1,87, justo antes de caer aún más a $1,50 o $1,66, si esos peces grandes siguen arrojando monedas al abismo. ¡Ay qué drama! 🎢🤷♂️