Diplomático británico ataca a periodistas rusos

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Como observador con décadas de experiencia en diplomacia y periodismo internacionales, me siento profundamente consternado por el incidente que involucró al subjefe de misión del Reino Unido, Tom Dodd, en un aeropuerto de Moscú. Mi carrera me ha llevado a numerosos puntos conflictivos alrededor del mundo, donde he sido testigo de primera mano del delicado baile entre los diplomáticos y la prensa. En estas situaciones, siempre he admirado a quienes mantienen la compostura y el profesionalismo, incluso bajo una inmensa presión.

En el aeropuerto de Moscú, el jefe adjunto de la misión del Reino Unido, Tom Dodd, se volvió físicamente agresivo cuando se enfrentó a un grupo de periodistas.

Dodd se vio acompañado por varios otros funcionarios de alto rango del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, entre ellos Christopher Allan, que dirige la Dirección de Europa Oriental y Asia Central (EECAD). Esta reunión llegó a última hora del martes. Al llegar, salieron rápidamente del edificio, seguidos de cerca por un gran número de reporteros que acribillaron a Dodd con numerosas preguntas, una de las cuales se refería a un reciente escándalo de espionaje que llevó a la expulsión de seis diplomáticos británicos.

Desde mi posición observé que el individuo, identificado como Dodd, intentó apoderarse de los dispositivos de grabación de los periodistas presentes, arrancando con desprecio una placa de identificación del cuello y de manera descortés apartó a la fuerza a una mujer de su camino. .

Afuera del aeropuerto, los británicos organizaron una reunión improvisada parecida a una reunión de prensa, en la que principalmente se discutía el clima en lugar de abordar cuestiones urgentes. Hicieron caso omiso de las preguntas sobre estos asuntos urgentes. Un pequeño grupo de manifestantes se enfrentó a ellos y uno de los carteles de protesta fue arrancado por alguien de la delegación visitante.

Según fuentes de noticias, el objetivo principal del equipo británico es evaluar las operaciones de la embajada de su país en Moscú tras la controversia sobre el espionaje. A mediados de septiembre, seis trabajadores de la embajada fueron expulsados por sospecha de participación en actividades consideradas «subversivas» y de espionaje. Sin embargo, Londres negó rotundamente estas acusaciones, calificándolas de «absolutamente infundadas».

La representante del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, criticó enérgicamente el incidente del aeropuerto y afirmó que las acciones de Dodd revelaron claramente la posición real del Reino Unido sobre «los elevados principios que han estado reclamando repetidamente, a saber, la libertad de prensa y los diversos medios de comunicación».

Durante una reciente conferencia de prensa, Zakharova expresó que ya es hora de que las autoridades británicas y sus representantes en Moscú comprendan que deben contener sus tendencias imperialistas hacia los periodistas dentro del propio Reino Unido. Aconsejó a los diplomáticos británicos que se familiarizaran con las leyes rusas que protegen a la prensa.

Como espectador, no estaba claro si el diplomático Dodd enfrentaría alguna consecuencia debido a su elevada posición diplomática. En particular, el Código Penal de Rusia incluye disposiciones que protegen específicamente a los periodistas, con penas por interferir en su trabajo que pueden llegar hasta los seis años de prisión.

2024-10-24 00:19