El director de 'Red Path', Lotfi Achour, habla sobre la ficcionalización del espantoso ataque yihadista y el 'período maravilloso' del cine tunecino

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Como seguidor y entusiasta del cine con un profundo aprecio por las historias que resuenan, encuentro que «Red Path» es una pieza de cine profundamente conmovedora. La capacidad de la película para profundizar en las emociones y experiencias crudas de un niño, particularmente Ashraf, de 14 años, frente a una violencia inimaginable, es nada menos que notable.

En noviembre de 2015, se produjo un crimen sorprendentemente brutal en la región económicamente difícil de la montaña Mghila, Túnez. Un grupo extremista agredió brutalmente a dos jóvenes pastores, provocando la muerte de uno y obligando al otro a llevar un mensaje sangriento a su familia. Este hecho real sirvió de base para el apasionante drama de Lotfi Achour «Red Path», que se presentó durante la competencia Meet the Neighbors en el Festival de Cine de Tesalónica.

Inicialmente, Achour pensó que era mejor posponer la creación de una película basada en esta narrativa, creyendo que necesitaba más tiempo y distancia emocional. Sin embargo, cuando el segundo hermano corrió una suerte similar después de un año y medio, reavivó su deseo de hablar al respecto, ya que ya no se trataba de crímenes solitarios sino de acciones deliberadas de extremistas. A partir de ese momento, Achour se obsesionó con producir esta película.

«El viaje rojo

El director explicó que lo que inicialmente lo cautivó fue la intrigante cuestión de la infancia en medio de una brutalidad tan horrible, lo que lo llevó a decidir centrar la película desde la perspectiva de Ashraf. Reflexionó sobre los pensamientos que podrían haber estado en la mente de Ashraf mientras descendía la montaña por su cuenta. Lo que realmente le fascinaba no eran los responsables de la violencia, sino el impacto de tales acciones en un niño.

Prestar atención al universo interno de un niño ayudó a aclarar el estilo de la película para Achour y su equipo. Como afirma el director, la percepción de la muerte de un niño varía significativamente de la de un adulto, y «las líneas que separan la realidad de la imaginación son frecuentemente confusas y más fáciles de romper.

Desde las escenas iniciales que siguieron a la muerte de su primo, Ashraf permanece inquieto y sin procesar su muerte. Para él todavía no se ha convertido en una realidad definitiva, sino todo lo contrario. Entonces, desde la perspectiva de Ashraf, la presencia de su primo, tanto física como metafóricamente, sigue siendo viable, similar a cómo uno todavía podría sentir o escuchar a alguien que ha perdido recientemente.

Achour, un hábil escritor, director y productor tunecino con más de 25 producciones teatrales y numerosos cortometrajes como «La laine sur le dos», que incluso participó en la competencia de Cannes, tiene una experiencia considerable trabajando con niños y jóvenes actores. El casting para «Red Path» duró casi un año y atrajo a más de 500 adolescentes que compitieron por los tres papeles principales. Esta búsqueda exhaustiva se llevó a cabo únicamente en regiones rurales, principalmente en escuelas secundarias, además de incluir a estudiantes que habían abandonado la escuela, un problema importante en las zonas rurales de Túnez.

Durante varios meses viajamos por el corazón de Túnez, realizando talleres de actuación con grupos de 20 personas. Después de cada sesión, hubo un proceso de selección. Este largo período no sólo sirvió como campo de entrenamiento para nuestros actores, sino que también me ayudó a comprender el tema central de la película», explicó Achour, y mencionó además que Hleli fue uno de los primeros chicos que conocieron y se destacó ante el equipo como un candidato ideal para el muy comienzo.

Ahmed (Achour) está ansioso por aclarar que la cautivadora actuación de Hleli no es sólo producto de la exuberancia juvenil, sino más bien el resultado de «extensos preparativos destinados a desarrollar su personaje». Explica además que el equipo pasó largos períodos de ensayo y filmó en sets reales, lo que les permitió «llegar al set con una comprensión clara de nuestros respectivos roles». La película se rodó en la región de Kef, situada en el noroeste de Túnez, cerca de la frontera con Argelia.

Respecto a la narrativa entrelazada que muestra la floreciente relación entre Ashraf y su amigo Rahma, Achour expresó su intención de infundir «un toque de optimismo y afecto en la película, así como introducir capas, como las complejidades de las emociones en la adolescencia y el surgimiento de una sensualidad particular.

Es cautivador notar cómo, cuando ambos pierden a su querido amigo, Rahma y Ashraf parecen encontrar consuelo en enamorarse. Parece que esta conexión romántica les sirve como un medio para recordarlo, y es tan conmovedora que no puedo evitar desear amplificar el encanto de su relación y la intensidad de sus emociones.

Al hablar de la situación actual del cine tunecino, Achour expresó su convicción de que estamos viviendo una fase maravillosa debido a la aparición de personalidades auténticas que están forjando sus estilos únicos. Las históricas dos nominaciones al Oscar de Kaouther Ben Hania en menos de cinco años sirven como testimonio de este floreciente período.

Como cineasta, encuentro consuelo en la presencia de verdaderos autores, cada uno de los cuales crea sus mundos cinematográficos únicos, separados unos de otros. Esta variedad me ofrece optimismo, incluso en medio de los desafíos que conlleva producir películas audaces y ambiciosas.

2024-11-12 03:17