
A pesar del decepcionante final, Game of Thrones fue un espectáculo increíble. Si bien su gran alcance no tuvo comparación en la televisión, lo que realmente lo hizo especial fueron sus ricos detalles y sus historias emocionalmente poderosas. Mirando retrospectivamente las mejores temporadas del programa, y otras series de fantasía que siguieron, la conclusión más importante es que un programa de televisión verdaderamente excelente necesita una base sólida, no solo imágenes impresionantes. No fueron los dragones, las batallas o los efectos especiales los que definieron Juego de Tronos; fueron las historias inteligentes y bien desarrolladas y el pensamiento cuidadoso puesto en cada aspecto del programa.