La comedia de errores de Shiba Inu: ¿Podrá este perro librarse de la fatalidad?

De repente, SHIB, por muy terco que sea, detiene su frenético descenso y comienza a meterse en un pequeño y acogedor nicho. Ya no se trata de hacer berrinches, no más ventas agresivas, sólo una reunión suave, tal vez desesperada, de pequeños mínimos más altos, como alguien que avanza nerviosamente en la fila para una gran inauguración que tal vez nunca suceda. Esto, querido lector, indica un vendedor cansado -tal vez incluso un vendedor que ha visto días mejores- y no una confianza redescubierta que podría cambiar el rumbo. Pero no saques el champán todavía.




