
El mes pasado fue cuando JPMorgan, el gigante global conocido por procesar pagos por valor de casi $ 10 billones diarios, dio a conocer su grandioso plan para lanzar una “versión limitada” de un stablecoin, exclusivamente para su clientela de élite. Dimon, siempre el escéptico, comentó con cautela: “Vamos a participar tanto en JPMorgan Deposit Coin como en Stablecoins para entenderlo, para ser buenos en eso”. El hombre, siempre el tradicionalista, sigue siendo menos que emocionado por la superioridad de Stablecoins sobre las formas clásicas de pago. Sin embargo, él admite a regañadientes: “Tenemos que jugar el juego, ¿no?”