
Sí, querido lector, mientras que Bitcoin se pavoneó como un orgulloso pavo real, Sharplink se coló detrás de las cortinas, atrapando a Ethereum como un bandido, firmando un cambio siniestro. Los llamados “analistas” (ah, esos sabios tontos) susurran que esto podría ser un punto de inflexión. Ethereum, una vez un mero compañero del trono de Bitcoin, pronto podría ser el verdadero jefe en el juego del Tesoro Corporativo. ¿Y por qué no? Defi, activos del mundo real: es como Ethereum de repente se despertó con un aspecto guapo y útil. Los inversores miran con entusiasmo este nuevo drama que se desarrolla, palomitas de maíz en la mano.