
Hay, por supuesto, dos sabores de esta farsa de replanteo: cefi (finanzas centralizadas) y defi (finanzas descentralizadas). En CEFI, uno deposita su criptografía en intercambios centralizados, donde se afirma en su nombre, lo que permite ganancias pasivas. Defi, por otro lado, invita a los usuarios a conectar sus billeteras a protocolos y apostar directamente en contratos o piscinas inteligentes, ganando tokens que se pueden comercializar o usar, un enfoque más práctico, si es el tipo para disfrutar de tales frivolidades. 🎭