
John Wendt aporta una presencia reconfortante a esta película inusual, haciéndola sentir sorprendentemente cálida. Es un actor con talento natural y su actuación resulta relajada y creíble. La película en sí es una extraña mezcla de terror y comedia: divertida, extraña e inquietante a la vez. Wendt encarna perfectamente esta atmósfera como el vecino curioso, que parece más intrigado que asustado por los extraños acontecimientos que le rodean. Su personaje, Harold, simplemente acepta lo absurdo de la película y trata el caos como una molestia menor mientras intenta conectarse con su autor favorito, interpretado por William Katt. Incluso después de casi 40 años, la película no se sentiría igual sin Wendt manteniéndolo todo junto. No se roba el espectáculo, pero es esencial a la hora de combinar el terror y la comedia, que es lo que hace que la película sea tan única.