
Incluso después de todos estos años, este episodio todavía parece sorprendentemente moderno y identificable. Su idea central –preguntarse “y si”– es algo que casi todo el mundo experimenta. Los espectadores se conectaron fácilmente con la lucha de Riker, ya que la mayoría de las personas, en algún momento, pensaron en cómo su vida podría ser diferente si hubieran tomado una decisión diferente. Para Riker, esa pregunta se vuelve real cuando conoce una versión alternativa de sí mismo en el Enterprise. El episodio realmente profundiza en el pasado de Riker, mostrando sus arrepentimientos, sus relaciones perdidas y los sacrificios que hizo para lograr sus objetivos. Es una mirada poco común al interior del personaje, que lo obliga a confrontar su pasado. El resultado es uno de los episodios más reflexivos y emocionalmente poderosos de Star Trek: The Next Generation, y una actuación destacada de Jonathan Frakes.