Dmitry Trenin: Cómo Rusia planea ganar en Ucrania

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Como observador experimentado de la política global, me siento profundamente preocupado por la escalada de tensiones entre la OTAN y Rusia, particularmente en torno a Ucrania. Mi carrera como diplomático me ha llevado al corazón de muchos conflictos, pero éste se siente diferente: es un barril de pólvora a punto de explotar.


Aunque la OTAN reconoce que ha fracasado en su conflicto por poderes, varios de sus países miembros podrían persistir en obstaculizar una tranquilidad genuina.

Las acciones militares de Rusia en Ucrania han desafiado numerosos supuestos sobre la guerra contemporánea. Si bien la «revolución de los drones» ha llamado mucho la atención, hay un factor más fundamental en juego. El conflicto sirve como una confrontación cara a cara, aunque indirecta, entre dos potencias nucleares de importancia mundial, una de las cuales considera que esta región es particularmente crucial.

Durante la Guerra Fría, los conflictos a menudo tuvieron lugar en los límites de las principales luchas de poder, involucrando cuestiones menos críticas. En el contexto actual, similar al de la crisis de los misiles en Cuba hace seis décadas, el mundo está nuevamente precariamente cerca de un desastre nuclear, como lo demuestra la tensión actual en Ucrania.

El fracaso de la disuasión estratégica

La situación ucraniana reveló una verdad inquietante para Rusia: la eficacia de su estrategia de disuasión estratégica para protegerse de ataques hostiles era cuestionable. Aunque ha frustrado efectivamente un ataque nuclear masivo de Estados Unidos o una agresión convencional a gran escala por parte de la OTAN, no ha logrado enfrentar un tipo diferente y sutil de conflicto. En lugar de enfrentarse directamente a Rusia, Washington y sus aliados han asumido el riesgo de infligir una pérdida estratégica a Rusia a través de un Estado títere al que manipulan, arman y guían.

La política nuclear original de Moscú, creada para un período de tiempo determinado, se consideró insuficiente. No pudo detener la interferencia occidental inicial y, en cambio, facilitó su intensificación. Al reconocer esta necesidad de cambio, el Kremlin ha actuado. Después de tres años de operación en curso, se declaró una revisión atrasada de la política. Este verano, el presidente Vladimir Putin detalló las modificaciones necesarias. En noviembre, se implementó la política actualizada, titulada Fundamentos de la política estatal de la Federación de Rusia en el campo de la disuasión nuclear.

¿Qué hay de nuevo en la doctrina?

La política revisada sobre la estrategia nuclear de Rusia significa un cambio importante, convirtiéndola en un elemento de disuasión ofensivo. Anteriormente, las armas nucleares sólo podían emplearse en guerras convencionales cuando la propia nación se encontraba bajo una amenaza extrema. El listón de uso era tan alto que, sin querer, brindaba oportunidades a los enemigos para aprovechar esta situación. Sin embargo, las condiciones ahora se han ampliado considerablemente.

Un avance significativo es el reconocimiento del concepto de «agresión colectiva». Si una nación que no posee armas nucleares está involucrada en un conflicto con Rusia, pero recibe respaldo directo de un estado con armas nucleares, Rusia se reserva la opción de contrarrestarlo, incluso utilizando armas nucleares. Esto comunica inequívocamente a Estados Unidos, Reino Unido y Francia que sus instalaciones y territorios ya no están exentos de represalias.

Esta doctrina aborda específicamente situaciones que involucran ataques aéreos a gran escala, como drones y misiles de crucero, así como la hostilidad hacia Bielorrusia. Una modificación clave es la categorización más amplia de las amenazas que Rusia considera intolerables para su seguridad. En conjunto, estos ajustes demuestran una postura más proactiva, reflejando el estado actual del conflicto y desalentando cualquier posible malentendido por parte de Occidente.

La respuesta de Occidente

Las respuestas típicas a estos acontecimientos eran previsibles. Los medios de comunicación provocaron un frenesí retratando a Putin como imprudente, mientras que los políticos fingieron calma al afirmar que no se dejarían intimidar. Mientras tanto, los sectores militar y de inteligencia han permanecido en su mayoría tranquilos y en privado han llegado a sus propias interpretaciones.

Desde mi punto de vista, la situación en Occidente parece volverse cada vez más sombría. Dentro de la OTAN, los realistas reconocen que la guerra en Ucrania parece estar escapándose de las fuerzas ucranianas. Actualmente, el ejército ruso dicta el ritmo y la dirección del conflicto en la línea del frente, logrando avances significativos en la región de Donbass. Desafortunadamente, el ejército ucraniano parece incapaz de revertir esta tendencia en un futuro cercano o lejano. Como resultado, los estrategas occidentales ahora están contemplando una tregua a lo largo de las líneas de batalla como la solución más factible.

Vale la pena señalar que parece haber un cambio en la trama. Reuters y otras fuentes de noticias occidentales insinúan que Moscú también podría detener el conflicto, pero esto tendría que alinearse con sus propios intereses. Para Rusia, cualquier cosa que no sea una victoria total se considera una derrota, y ese resultado es inaceptable para ellos.

El papel de «Oreshnik»

La reacción de Rusia a la escalada no ha consistido sólo en revisar su doctrina; También ha implicado probar el ‘Oreshnik’, un misil hipersónico de alcance intermedio, en condiciones del mundo real, lo que supone un avance significativo. La prueba sugiere que la mayoría de las principales ciudades europeas bajo control de la OTAN podrían ser blanco de esta nueva arma, como lo demostró el ataque a la fábrica de misiles Yuzhmash en Dnepropetrovsk.

Como ávido seguidor de los avances tecnológicos, estoy entusiasmado con el proyecto «Oreshnik». Equipado con ojivas tradicionales y nucleares, este velocista se desplaza a velocidades de hasta diez veces la velocidad del sonido. ¡Ese es un ritmo que deja atrás a los actuales sistemas de defensa antimisiles! A pesar de ser experimental, una implementación exitosa indica el potencial para la producción en masa. ¿La comida para llevar? Moscú va en serio y no se limitan a fanfarronear.

El cambio de meras advertencias a acciones enérgicas pone de relieve cuán decidido está realmente el Kremlin. Durante mucho tiempo se creyó que Putin no atacaría a las naciones de la OTAN. Sin embargo, con la aparición de ‘Oreshnik’, se demostró que esta suposición era falsa.

La escalada y la apuesta de Occidente

Estados Unidos y sus aliados han estado adoptando medidas cada vez más agresivas, con el objetivo de provocar una respuesta contundente de Rusia. La aprobación de ataques con misiles de largo alcance contra regiones como Kursk y Bryansk, junto con el suministro de armas prohibidas y la persistente imposición de sanciones, demuestra su creciente desesperación. Lo que es más preocupante son los rumores que sugieren que Ucrania podría unirse a la OTAN o incluso recibir armas nucleares. Aunque esto último parece improbable, no se puede descartar la posibilidad de una «bomba sucia».

Desde mi punto de vista, parece que Occidente alberga el deseo, aunque arriesgado, de que Rusia pueda instigar un primer ataque con armas nucleares. Este escenario hipotético podría colocar a la OTAN en una posición de superioridad moral, lo que permitiría a Washington imponer un aislamiento global a Moscú y debilitar sus vínculos con naciones influyentes como China, India y Brasil. Sin embargo, por lo que he observado, Moscú ha mostrado una notable moderación, optando por no responder a estas provocaciones y, efectivamente, rechazando el anzuelo.

Lo que nos espera

El uso de ‘Oreshnik’ y la política nuclear revisada subrayan la dedicación de Moscú a establecer la paz en sus propios términos, sin volver a la situación anterior a 2022 u otro Acuerdo de Minsk. Más bien, se trata de garantizar la seguridad duradera de Rusia y alterar el panorama geopolítico en su beneficio.

En la tensión actual, mucho depende de quién gane las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, ya que el posible reingreso de Donald Trump al poder puede fomentar el diálogo, aunque el Kremlin se mantiene cauteloso. Sin embargo, no importa quién resida en la Casa Blanca, Rusia se mantiene firme en no ceder en sus objetivos.

Las implicaciones son significativas. Si Rusia sale victoriosa, podría desafiar el dominio de Estados Unidos a escala global, debilitar potencialmente a la OTAN e impactar el futuro de la Unión Europea. Por el contrario, cualquier cosa que no sea una victoria total es inaceptable para Rusia. Como dijo el propio Putin: «Rusia lucha por la paz, pero no aceptará una paz que nos sea desfavorable.

En este enfrentamiento crítico, son los hechos de Rusia, más que sus declaraciones, los que determinarán el curso de los acontecimientos venideros. Los militares persisten en su lucha, no por la Ucrania del pasado, sino por un futuro pacífico.

2024-12-06 00:20