El dilema de Bitcoin: aumentos de tasas y aumento de precios Represión minera: ¿sobrevivirá? 🚀💸

Bitcoin, esa alma inquieta del mundo financiero, se encontró temblando bajo el peso de los susurros del mercado del lunes. El Banco de Japón, con su solemnidad burocrática, había levantado una ceja -tal vez un simple movimiento de la pluma- mientras jugueteaba con elevar las tasas de interés del 0,50% al 0,75%. El mercado, siempre nervioso, respondió con una caída del 4%, empujando el precio por debajo de los 86.000 dólares. Casi se podría imaginar la moneda suspirando: “Otra vez no”.

Una encuesta, realizada con toda la urgencia de una reunión de un consejo rural, reveló que el 90% de los economistas estaban de acuerdo: la copa del BOJ estaba medio llena de aumentos de tasas. Sesenta y tres de setenta mentes, agudizadas por las hojas de cálculo y el café expreso, lo habían previsto. Un verdadero coro de previsibilidad.

Los expertos advierten sobre el impacto de las subidas de tipos del BOJ

Los expertos, esos sabios de las redes sociales, notaron un patrón tan confiable como un reloj que hace tictac: bueno, uno roto. En marzo de 2024, Bitcoin lloró un 23%. Julio de 2024 trajo un lamento del 26%. ¿Enero de 2025? Un sollozo total del 31%. La moneda, al parecer, había dominado el arte de la caída dramática. A 86.000 dólares, una corrección del 20% lo haría caer a 68.800 dólares, una caída que haría que incluso el inversor más estoico se aferrara a sus perlas. El máximo histórico de 126.000 dólares ahora parecía tan lejano como un recuerdo de la infancia, enterrado bajo un 46% de polvo y desesperación.

Japón, ese silencioso titán de la deuda estadounidense, se alzaba como una sombra sobre el proceso. Cuando sus tasas subieron, el capital, siempre voluble amante, regresó a casa, dejando que la reserva de liquidez en dólares se agotara. Bitcoin, el amante más arriesgado, se dejó marchitar en el frío. El 30 de noviembre, se produjeron los primeros temblores: una caída a 83.000 dólares, borrando 200.000 millones de dólares como un niño borrando una pizarra.

Sin embargo, la trama se complicó. El analista NoLimit, un nombre tan dramático como el de un villano de Shakespeare, señaló la última represión de China contra los mineros de Bitcoin. En Xinjiang, 400.000 máquinas guardaron silencio y su zumbido fue reemplazado por el ruido de los martillos regulatorios. El hashrate de la red, que alguna vez fue un motor rugiente, ahora chisporroteaba a un 8% menos. Los mineros, esos alquimistas modernos, se enfrentaban a una elección: vender Bitcoin o morir de hambre. El mercado, que ya se tambaleaba, recibió otro empujón.

La represión minera de China estimula la venta masiva de Bitcoin

“Un shock de oferta temporal”, declaró NoLimit, como si consolara a una viuda afligida. La historia, ese viejo cínico, había visto este baile antes. Los mineros desaparecen, el hashrate cae, los precios se tambalean y, finalmente, la red se adapta. Pero por ahora, el destino de Bitcoin pendía de un hilo, una comedia de errores que se desarrollaba en gráficos de velas y hojas de cálculo manchadas de café.

2025-12-16 11:12