El límite de gas de Ethereum se disparará: una historia de enero sobre velocidad y velocidad Sarcasmo 🚀☕️

En el mundo tranquilo y congelado de Ethereum, donde nunca sucede nada y todo es eterno, se agita un susurro de progreso. Para el primer frío de enero, el límite de gas -que durante mucho tiempo fue un estoico centinela de la lentitud- puede aumentar de 60 millones a 80 millones, como si una tetera de rendimiento se hubiera llenado silenciosamente. Podríamos llamarlo un milagro, o quizás un pedido de café muy caro.

Christine Kim, investigadora de Galaxy Digital, transmitió esta noticia con la urgencia de una quitanieves en Moscú. Citó a Ben Adams y Kamil Chodala de Nethermind, quienes, durante una reciente llamada a “Todos los desarrolladores principales”, afirmaron que las pruebas concluirían el 7 de enero. Esto, insistieron, otorgaría a Ethereum un aumento de la capacidad de blobs del 66%, aunque uno se pregunta si lo celebrarán con vodka o simplemente con otra ronda de depuración.

Esto sigue a un robo anterior de capacidad de blobs el 9 de diciembre, que también aumentó la capacidad en un 66%. Al parecer, los desarrolladores están obsesionados con la simetría, o tal vez simplemente se han quedado sin ideas.

Barnabas Busa, de la Fundación Ethereum, siempre pragmático, advirtió sobre dos “optimizaciones” necesarias antes del próximo aumento del límite de gas: respuestas parciales de blobs en la capa de ejecución y una “bandera de blobs máximos” en la capa de consenso. Uno lo imagina murmurando esto mientras toma una taza de té tibia, mientras el resto del equipo debate si “optimización” es sólo una palabra elegante para “procrastinar”.

Los blobs, esos enigmáticos fragmentos de datos, ahora almacenan información de transacciones y acumulaciones fuera de la cadena, salvando a la red principal de Ethereum del temor existencial al bloat. Un noble sacrificio, si me preguntas.

Por supuesto, aumentar el límite de gas permite más transacciones por bloque: una bendición para la escalabilidad, pero una pesadilla para las tarifas. Sin embargo, Ethereum, siempre exitoso, se niega a igualar la velocidad de Solana o la frugalidad de Sui. Prefiere avanzar pesadamente, seguro y descentralizado, como un oso con esmoquin. O un ascensor lento.

El 5 de enero, los desarrolladores de Ethereum se volverán a reunir, probablemente para confirmar los planes que ya conocen de memoria. Así es el teatro de la gobernanza blockchain: reuniones para discutir reuniones para confirmar lo que ya se decidió tomando un café.

Este año, Ethereum ha triplicado su límite de gas: 30 millones a 35 millones, 35 millones a 45 millones, 45 millones a 60 millones, como una muñeca rusa de rendimiento. Para 2026, aspiran a 180 millones. Si lo logran, la red podría finalmente superar al enrutador Wi-Fi promedio. O puede estrellarse contra un montón de tíos y tías. Sólo el tiempo lo dirá.

2025-12-18 04:35