Gambito de noviembre de Dogecoin: ¡alcistas, osos y 0,19 dólares! 🐕💰📉

He aquí, cierto visionario, cuyo nombre es tan esquivo como un invierno ruso, postula que Dogecoin está entrando en una temporada de… bueno, llamémosla “fuerza”: si las estrellas se alinean, el S&P salta como un cosaco, y Bitcoin, ese amante voluble, se mantiene firme. En un gran espectáculo del 28 de octubre, teje una historia en la que los S&P podrían engendrar el gemido de Russell, la ruptura de Ethereum engendrar el frenesí de Dogecoin. “Noviembre, esa doncella voluble, aún puede darnos un gran empujón”, bromea, citando 2022 y 2023 como meros ecos de antaño.

El S&P, siempre el showman, mira boquiabierto hacia arriba, mientras el Russell, un tímido escudero, lo sigue. “Cuando el Russell se libere, Ethereum, ese zorro astuto, bailará”, declara, invocando 2017 y 2020 como si fueran textos sagrados. Y he aquí, Dogecoin, el humilde sabueso, es convocado al banquete. Sin embargo, ¡cuidado! El camino está plagado de peligros, porque “aún no se vislumbra una gran corrida alcista”, advierte, aunque el horizonte brilla con la promesa de diciembre.

La dura prueba de noviembre para Dogecoin

El guión es claro, aunque complicado: S&P asciende → Russell persigue → Ethereum se rebela → Dogecoin, el desvalido, salta. “Si el S&P puede dispararse, el Russell puede seguirle… y cuando Ethereum se libere, Dogecoin bailará”, proclama, como si orquestara una sinfonía de caos. El precio, un humilde peregrino, sube hacia el pico de noviembre, sólo para enfrentar el espectro de un “látigo” si la cima del canal resulta demasiado elevada.

Si el impulso flaquea, la historia se vuelve sombría: “Una caída en las profundidades del canal, o peor aún, en el medio”, advierte, pintando un escenario en el que Dogecoin se desploma a 13 centavos. Sin embargo, si se enciende la temporada alta, “¡80 centavos, 90 centavos o incluso más!” exclama, aunque advierte: “Un aumento en diciembre puede marcar el fin de un ciclo, lo que requiere una nueva evaluación”.

Bitcoin, ese soberano caprichoso, sigue siendo el punto de apoyo. “Si rompe su promedio móvil, ¡todo será un mercado bajista perdido, amigos míos!” grita, como si el destino de las naciones dependiera de una sola línea. El rebote del “círculo azul” del S&P se compara con un presagio divino, mientras que Ethereum, el escudero leal, valida el ascenso de la altcoin.

El tiempo, ese bufón voluble, dicta la historia. Un “trabajo” a principios de noviembre, un impulso a mediados de mes hacia el cenit del canal y un giro decisivo, ya sea el triunfo de la temporada alta o un reinicio, como si el mercado mismo fuera un noble voluble. “Debemos mantener la mente abierta”, admite, aunque su tono sugiere dudas. “¿No hay temporada alternativa? Una posibilidad, aunque prefiero no insistir en ello”.

El mensaje a los fieles de Dogecoin es claro: noviembre es el acto de apertura, pero el S&P, Bitcoin y Ethereum deben desempeñar sus funciones. “Nada de esto es un consejo financiero”, concluye, como si la advertencia fuera una mera ocurrencia de último momento. En el momento de esta publicación, DOGE cotizaba a 0,19372 dólares, una suma tan escasa que bien podría ser una broma.

2025-10-30 05:12