Gambito QE de Schiff: ¿La caída “dorada” de Bitcoin? 🐴💥

Peter Schiff, ese infatigable bardo de baladas fiscales apocalípticas, ha subido una vez más al escenario, con su voz en un crescendo chirriante en la ópera de la desesperación monetaria. Mientras la Reserva Federal, con la sutileza de un niño pequeño apilando bloques, reanudó su ritual de compra de bonos del Tesoro (llamándolo “liquidez”, por supuesto), Schiff declaró que el bostezo del mercado expuso el defecto fatal de Bitcoin. El oro, ese glotón del viejo mundo, se tragó los 50 dólares como un niño devorando dulces, recuperando su trono por encima de los 4.325 dólares. La plata, siempre la traviesa gemela, superó los 64 dólares, mientras que las acciones mineras bailaban de alegría. Mientras tanto, Bitcoin, ese bufón caprichoso en la gran mascarada de las finanzas, hizo piruetas en la dirección opuesta, dejando a los inversores con las manos en el aire.

La tesis de Schiff, entregada con la sutileza de un mazo en una venta de porcelana, es una clase magistral sobre el Schadenfreude. Si Bitcoin fuera verdaderamente “oro digital”, se burla, ¿no estaría corriendo hacia las salidas mientras las imprentas de la Reserva Federal rugían? En cambio, el capital fluyó como vino hacia los metales, el índice del dólar se desplomó como un globo desinflado y Bitcoin se derrumbó junto a los escombros de los activos de riesgo. Schiff, siempre autoproclamado juez, lo llamó “prueba de estrés”, un término que hace que el “examen final” suene como una prueba sorpresa. Bitcoin, insiste, no es una cobertura; es un soufflé especulativo que se derrumba en el momento en que el calor de la liquidez parpadea.

flujo de dinero

“Ahora que ha vuelto la QE, el oro y la plata están en carrera. El oro ha subido otros 50 dólares esta mañana, volviendo a superar los 4.325 dólares, y la plata ha subido más de 70 centavos, cotizando por encima de los 64,20 dólares. Bitcoin no sólo no es el caballo más rápido de la carrera, sino que ni siquiera está corriendo. Es hora de dejarlo pastar”. 🐴🔪

– Peter Schiff (@PeterSchiff) 12 de diciembre de 2025

Bitcoin, que ya había caído desde su máximo de octubre cerca de 120.000 dólares como un Ícaro de la cadena de bloques, ahora se revuelca en los bajos 90.000 dólares, un recorte del 30% que haría llorar a un barbero. Los vendedores de noviembre, implacables como vendedores telefónicos a medianoche, lo presionaron aún más, sólo para que los compradores se aferraran a 80.600 dólares como hormigas defendiendo una migaja. ¿El rebote? Un estremecimiento técnico, no una resurrección narrativa. Schiff, siempre dramaturgo, utiliza esto como prueba: la historia de amor del mercado con la personalidad de “cobertura contra la inflación” de Bitcoin está muerta como un clavo, o tal vez como un hermano criptográfico muerto.

También critica a los medios de comunicación, ese tribunal del espectáculo superficial, por tratar los meteóricos aumentos del oro y la plata como ruido de fondo mientras hiperventilan con cada tic de Bitcoin. Para Schiff, esto no es un accidente: es un espejo frente a la psicología de los inversores, donde la esperanza y la exageración ahogan la razón. “¿Fundamentos?” se burla. “Por favor. Esto es un circo, y Bitcoin es el trapecista que se olvidó de volar”. 🪩🎪

¿En cuanto a la profecía de Schiff? Su destino depende de la próxima marea de liquidez. Si el oro y la plata continúan su dorado galope, la pluma de Schiff brillará con reivindicación. Pero si Bitcoin, ese fénix con esmoquin, resurge de sus cenizas de 90.000 dólares y se traga enteros los macroflujos, su nombre se unirá al panteón de los criptoprofetas que gritaron “¡lobo!”. una demasiadas veces. Hasta entonces, el escenario sigue preparado para una farsa que sólo a Nabokov le encantaría: una carta de amor a la arrogancia, escrita con la tinta de altcoins destrozadas. 💸🎭

2025-12-12 18:14