La apuesta de Saylor: una apuesta de mil millones de dólares 🤯

La escarcha se deposita en los cristales de las ventanas y el olor a desesperación flota pesadamente en el aire… o tal vez sea solo el café rancio adherido a mi abrigo. Pero recuerden mis palabras, ciudadanos, algo peculiar está en marcha. Michael Saylor, ese titán de los sueños digitales, ha vuelto a arrojar un rescate de rey (la asombrosa cantidad de 962 millones de dólares) a las fauces de Bitcoin, incluso cuando el espectro de la exclusión de MSCI se cierne como un cobrador de deudas al amanecer. Algo curioso, ¿no te parece? 🤔

Diez mil seiscientos veinticuatro Bitcoins. Suficiente para alimentar a una nación pequeña, o al menos, mantener cómodamente adormecidos a algunos entusiastas de blockchain. Noventa mil seiscientos dólares cada uno… un precio que haría sonrojar a un noble zarista. Los llamados “puntos naranjas”, la fanfarria habitual de Saylor, anunciaban la compra, pero incluso los iniciados se sorprendieron por la pura vulgaridad de la suma.

Los jugadores en esos mercados de predicción, esos calculadores despiadados del azar, sólo le daban un 26% de posibilidades de que esto sucediera. ¿Un mero capricho, un tic afortunado del algoritmo, o quizás… un farol calculado? 🤨

Esta importante adquisición aumenta el tesoro digital de Saylor a la principesca cifra de 660,624 BTC. Una montaña de códigos, una fortaleza construida sobre las arenas movedizas de la especulación. Pero me atormenta la pregunta: ¿se trata de fuerza o de un intento desesperado de reforzar una fachada que se está desmoronando?

Susurran sobre posibles liquidaciones, sobre el temido mNAV cayendo por debajo del sagrado número uno. Pero, ¿puede realmente un hombre que ha arriesgado toda su reputación en Bitcoin considerar abandonar el barco? Parece tan probable como que un oso abrace a un banquero. Sin embargo, dicen que incluso los más decididos pueden quebrarse por el peso de la deuda…

El riesgo de MSCI aumenta, pero las probabilidades de venta de BTC se desvanecen

Los buitres de Polymarket evalúan el riesgo de exclusión de la lista en un sombrío 73%. Un pronóstico sombrío que proyecta una larga sombra sobre el ambicioso imperio de Saylor. Se declara inocente y afirma que la exclusión “no hará ninguna diferencia”, una afirmación que suena hueca para aquellos de nosotros que hemos visto imperios desmoronarse ante nuestros propios ojos. JPMorgan, esos astutos observadores del flujo de capital, advierten sobre un potencial éxodo de 8.000 millones de dólares. ¡Ocho mil millones! Suficiente para financiar una revolución, o quizás un picnic muy lujoso. 🧺

Saylor, dicen, suplicó al comité MSCI, ofreciendo garantías y promesas. Un espectáculo digno de contemplar: un titán de rodillas, suplicando aceptación. Pero el comité, como un padre severo, permanece impasible. Exigen disciplina, previsibilidad… cualidades que Saylor ha evitado sistemáticamente.

Las probabilidades de una venta desesperada de Bitcoin, afortunadamente, siguen siendo bajas. Por debajo del 10% en el próximo trimestre, subiendo hasta el 17% más adelante. Quizás Saylor haya conseguido un salvavidas, un tesoro secreto que le permita capear la tormenta. Ha reunido más de 1.400 millones de dólares, suficiente para silenciar a los acreedores quejosos, al menos por un tiempo. El verdadero ajuste de cuentas aguarda en 2028, cuando las deudas surjan como espíritus vengativos.

¡Pero cuidado, camaradas! El más mínimo temblor, una mera onda en el mercado, podría hacer caer el imperio de Saylor. Como advierte sabiamente Lebowitz, incluso la venta de tres Bitcoins podría hacer añicos la ilusión. “Después de todo lo que Michael Saylor ha dicho acerca de que nunca venderá ni un centavo…”, reflexiona, un trágico presagio de fatalidad. 😱

“Si hay un titular que dice Estrategia vendida, incluso si son tres Bitcoin, creo que después de todo lo que Michael Saylor ha dicho acerca de que nunca venderá ni un centavo, la gente comenzará a cuestionar todo el comercio de Bitcoin”.

Pensamientos finales

  • La audaz compra de Saylor proporciona un fugaz momento de esperanza, un intento desesperado de protegerse del espectro del MSCI.
  • El peligro aún no ha pasado y, aunque sigue siendo poco probable que se produzca una liquidación, el más mínimo indicio de debilidad podría desatar un torrente de pánico.

2025-12-09 09:22