La miniserie Perfect Dystopian de HBO es el programa post-apocalíptico más realista de la historia de la televisión. La miniserie Perfect Dystopian de HBO es el programa post-apocalíptico más realista de la historia de la televisión.

La mayoría de las historias sobre el fin del mundo siguen un patrón similar: una enfermedad o una fuerza externa devasta el planeta, casi aniquilando a la humanidad y dejando a los que sobreviven luchando en un mundo donde la sociedad se ha derrumbado. A menudo, estas historias presentan a los monstruos como la causa del desastre o como un obstáculo importante para la reconstrucción.

Programas como The Walking Dead, Fallout, The Last of Us y The 100 siempre han cautivado a los espectadores con la idea de vivir un colapso social total. Sin embargo, algunas series ofrecen una visión más realista del fin del mundo. Este programa muestra un rápido colapso cuando un virus mortal acaba con la mayor parte de la población. Dejando de lado los típicos monstruos o desastres nucleares, presenta una visión realmente escalofriante de cómo podría ser realmente la extinción humana.

El Apocalipsis de la Estación Once refleja demasiado bien el mundo real

La serie sigue principalmente las historias de dos personas que sobreviven a una pandemia devastadora: Kirsten Raymonde y Jeevan Chaudhary. Aunque cautivador, salió en un momento difícil: se estrenó en diciembre de 2021 y concluyó a mediados de enero de 2022, apenas dos años después del inicio de la pandemia de COVID-19. Si bien está inspirada en la novela de 2015 del mismo nombre y no está basada en hechos reales, Station Eleven describe un brote causado por un virus letal originado en Asia.

El primer episodio presenta escenas de hospitales que luchan contra un nuevo virus, lo que refleja los desafíos que enfrentaron los trabajadores de la salud durante el brote inicial de COVID-19. El pánico generalizado surge de la rápida propagación del virus y la falta de soluciones claras. Como hicieron muchas personas en 2020, Jeevan y Kirsten se abastecen de alimentos y se retiran a un apartamento, con la esperanza de que la situación mejore rápidamente.

Mientras tanto, en todo el mundo, un grupo de personas encuentra refugio en un aeropuerto e intenta crear una nueva comunidad. Esta situación revela un lado más oscuro y defectuoso de la naturaleza humana cuando se enfrenta al peligro. A diferencia de Jeevan y Kirsten, que encontraron conexión con extraños, los supervivientes del aeropuerto reaccionan con miedo y aíslan a los demás obligándolos a subir a un avión en cuarentena, impulsados ​​por la paranoia sobre la propagación de la infección.

Si bien sus acciones pueden parecer duras, es comprensible por qué los supervivientes del aeropuerto tienen tanto miedo. Más importante aún, esta situación pone de relieve cómo los prejuicios y mantener a las personas separadas son, en última instancia, más destructivos para todos nosotros que cualquier enfermedad. Desafortunadamente, este no es un problema nuevo para nuestra sociedad.

Los supervivientes de la Estación Once se las arreglan exactamente como se esperaba

Lo que distingue a Station Eleven es su línea de tiempo cambiante. La historia salta entre el comienzo del brote, centrándose en una joven Kirsten, y veinte años después, cuando ella es mayor. Esto nos permite ver una imagen detallada de cómo ha cambiado la sociedad. Curiosamente, el virus no será tan frecuente en el futuro, lo que sugiere que la vida está empezando a volver a la normalidad.

Esa valoración es completamente errónea. La gente se ha dividido en diferentes grupos, con distintos niveles de cooperación. También ha surgido una secta peligrosa, dirigida por alguien que se hace llamar “Profeta” y que secuestra niños, lo que pone de relieve cómo el extremismo religioso puede florecer cuando la sociedad se desmorona.

Sin embargo, la novela también muestra cómo las personas pueden encontrar formas saludables de afrontar tiempos difíciles. Por ejemplo, Kirsten viaja con un grupo de actores llamado Travelling Symphony, llevando entretenimiento a diferentes comunidades. Estación Once contrasta eficazmente estos diferentes métodos de afrontamiento y, sorprendentemente, todos surgen del mismo dolor subyacente.

Incluso los detalles más pequeños de Estación Once demuestran la cuidadosa consideración de los escritores sobre los desastres de la vida real y cómo las personas podrían responder. Por ejemplo, la conexión entre Jeevan y Kirsten se explora mucho más profundamente en la serie de televisión que en el libro original.

Después de que comienza el brote, Jeevan y Kirsten forman un vínculo fuerte, a pesar de que antes eran extraños. Sin embargo, el peso de su nueva realidad les afecta a ambos. Kirsten, todavía afligida por la pérdida de sus padres y el repentino trastorno de su vida, encuentra consuelo en una novela gráfica, que se convierte en una fuente de confianza emocional. Esta dependencia, en última instancia, crea una distancia entre ella y Jeevan e insinúa problemas futuros.

Jeevan y Kirsten están separados y, lamentablemente, nunca vuelven a encontrarse durante las siguientes dos décadas. Esto parece realista, dado un mundo donde es difícil comunicarse o viajar. A diferencia de The Last of Us, donde los personajes a menudo se reúnen a pesar de las probabilidades, Station Eleven no rehuye la pérdida. Reconoce la tristeza de un mundo apocalíptico, pero también muestra cómo incluso en la oscuridad, la esperanza y la bondad aún pueden existir.

2025-12-14 21:07