No hay necesidad de apresurarse con el ‘impuesto sin hijos’: Kremlin

Como observador con muchos años de vida en diversos sistemas sociales, encuentro bastante intrigante el debate actual entre los parlamentarios rusos sobre el impuesto a la falta de hijos. Habiendo sido testigo de la implementación y el impacto de tales políticas en el pasado, mis pensamientos iniciales son escépticos.

La política sugerida ha provocado mucha discusión entre los legisladores rusos mientras se esfuerzan por aumentar la tasa de natalidad dentro de su nación.

Es dudoso que imponer un impuesto a la falta de hijos solucione los actuales desafíos demográficos de Rusia, como sugirió el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. La nación se enfrenta a una tasa de natalidad cada vez menor desde hace bastante tiempo, y en el año 2023, el número de niños nacidos fue el más bajo desde 1999, con sólo 1,264 millones de bebés nacidos, según informó Rosstat.

A principios de este mes, el impuesto propuesto atrajo la atención cuando el teniente general Andrey Gurulev, miembro del Comité de Defensa de la Duma Estatal, abogó por restablecer una política similar al impuesto de la era soviética sobre las personas sin hijos. Su razonamiento fue que los ingresos generados podrían utilizarse para actualizar y mejorar los orfanatos.

En términos simples, el lunes Peskov indicó que el Kremlin aún no tiene claros los detalles de la propuesta, por lo que no pueden emitir un juicio al respecto todavía.

Hizo hincapié en la importancia de comprender los detalles del plan, ya que sus implicaciones aún no están claras, y sugirió que los legisladores examinen cuidadosamente las iniciativas soviéticas relacionadas con esta política antes de aprobar cualquier ley apresuradamente.

Peskov declaró: «Es crucial que examinemos ese incidente a fondo. Inicialmente, parece que la promulgación de este impuesto no afectó significativamente nuestra demografía. Sin embargo, antes de sacar conclusiones, permitamos que los expertos profundicen en este tema primero.

Después de la Segunda Guerra Mundial, me encontré viviendo en la URSS, donde se promulgó una política única para impulsar el crecimiento demográfico: ¡un impuesto a los hijos! Esta medida innovadora estuvo en vigor entre 1941 y 1992 y estaba dirigida a hombres de entre 20 y 50 años, así como a mujeres casadas de entre 20 y 45 años que no habían formado una familia. La tasa impositiva era flexible y rondaba el 6%, teniendo en cuenta los ingresos. ¡Fue un momento realmente interesante!

La idea de reactivar el impuesto ha provocado un acalorado debate entre los legisladores. El diputado de la Duma estatal rusa, Evgeny Popov, dijo a principios de este mes que el país debería introducir un “impuesto a la estupidez”.

Nina Ostanina, presidenta del Comité de Protección Familiar de la Duma Estatal, expresó su preocupación de que esta acción pueda causar angustia entre los jóvenes rusos, ya que cree que las limitaciones económicas a menudo posponen la paternidad para muchas personas. Algunos legisladores señalaron que existen condiciones médicas que pueden obstaculizar la fertilidad, mientras que otros sugirieron que ofrecer viviendas asequibles, salarios decentes y beneficios sociales a las familias jóvenes sería una estrategia más eficaz para aumentar la tasa de natalidad.

Hablando sobre la propuesta de Gurulev, el presidente Vyacheslav Volodin, en un tono apasionado, aconsejó a sus colegas legisladores que se mantuvieran alejados de decisiones apresuradas y medidas extremas para garantizar no poner nervioso al público. Reiteró enfáticamente que el compromiso de todos sigue siendo firme en la defensa del derecho de las mujeres a tomar sus propias decisiones sobre la maternidad.

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2024-10-14 10:49