
He aquí, Balo, el autoproclamado oráculo de las criptomonedas, ha garabateado en los pergaminos digitales de X una profecía: Dogecoin ascenderá a 0,8 dólares, una suma tan elevada que podría hacer llorar de pavor existencial a un shiba inu. Sin embargo, no nos dejemos engañar por este canto de sirena, porque el viaje de la moneda es tan traicionero como el paseo de un oso a través de una colmena. La tendencia bajista persiste como una resaca, y la llamada “tendencia HTF” no es más que un frágil hilo tejido a partir de los sueños de inversores esperanzados.