Los llamados sistemas “sin confianza” de DeFi (oh, cómo se jactan de su libertad) están preparados, con toda la sutileza de un bardo borracho, para desafiar las poderosas torres de la autoridad central. Jaja, imagina a los viejos poderes temblando ante la idea de perder su trono ante un código que ni siquiera puede contar un chiste correctamente. La profecía susurra sobre el floreciente papel de DeFi: pagos, inversiones, un nuevo imperio que surge de las cenizas del dinero antiguo. Para 2028, este nuevo y valiente caos podría reclamar un mercado de 2 billones de dólares, una cantidad que hace que los antiguos 35.000 millones de dólares parezcan una mera nimiedad, un centavo solitario tirado a la basura. 💸